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EEUU: ' Ella dijo'- La película recrea la odisea profesional de las periodistas de The New York Times que develaron el "Caso Weinstein",

Largometraje de la actriz y realizadora alemana Maria Schrader 

"Ella dijo": el final de un pacto de silencio

La película recrea la odisea profesional de las periodistas de The New York Times que develaron el "Caso Weinstein", 

El film señala la importancia de una profesión en peligro de extinción: el periodismo de investigación de campo.
El film señala la importancia de una profesión en peligro de extinción: el periodismo de investigación de campo. 

ELLA DIJO 7 puntos

(She Said; Estados Unidos, 2022)


Dirección: Maria Schrader.

Guion: Rebecca Lenkiewicz, basado en el libro She Said de Jodi Kantor y Megan Twohey.

Duración: 129 minutos.

Intérpretes: Carey Mulligan, Zoe Kazan, Patricia Clarkson, Andre Braugher,

Jennifer Ehle, Angela Yeoh.

Estreno exclusivamente en salas.

El efecto dominó fue imparable y la caída estrepitosa. Luego de la publicación en las páginas de The New York Times, en octubre de 2017, de la primera de una serie de notas sobre Harvey Weinstein y sus conductas aberrantes hacia las mujeres durante al menos dos décadas, el otrora mandamás de la productora Miramax se transformó en símbolo de las humillaciones y actos criminales tolerados en la industria del cine y, por extensión, otros ámbitos laborales. El pacto de silencio se quebró y las compuertas de las denuncias se abrieron para nunca más cerrarse, iniciando el imparable movimiento #MeToo. Como afirma una placa al final de Ella dijoel largometraje de la actriz y realizadora alemana Maria Schrader (la directora de Stefan Zweig: Adiós a Europa, la reciente El hombre perfecto y varios episodios de la serie Poco ortodoxa) Weinstein cumple actualmente una condena de 23 años de prisión, y su caso ayudó a muchas mujeres a contar por primera vez experiencias traumáticas guardadas bajo las llaves del dolor, la vergüenza y/o los acuerdos de confidencialidad extorsivos.

La clave del guion de Rebecca Lenkiewicz (IdaDesobediencia) es de índole clásica. Retomando las enseñanzas de títulos como Todos los hombres del presidente o la más reciente The Post: Los oscuros secretos del Pentágono, la trama encuentra a las periodistas Jodi Kantor y Megan Twohey (impecables Zoe Kazan y Carey Mulligan) trabajando bajo el mismo techo pero separadas en la redacción del famoso periódico neoyorquino. Profesionales, esposas, madres, la línea de sus investigaciones previas las pone detrás de los pasos del productor cinematográfico, partiendo de una serie de denuncias olvidadas y anécdotas de difícil verificación. Más aún cuando ninguna de las supuestas víctimas de acoso y, en más de un caso, flagrante abuso sexual deseaba exponerse públicamente, ante la posibilidad cierta de las represalias de una figura tan poderosa como temida. El punto de partida de las heroínas es entonces la punta de un ovillo cuya circunferencia es por completo desconocida.

De (casi) cero a la publicación de la nota, Ella dijo acompaña esa odisea profesional con pinceladas de la vida privada de las periodistas, rodeadas por la presencia constante de personajes secundarios de relevancia, fuera y dentro de la redacción, otro aceitado elemento narrativo tan caro al cine estadounidense. Sobria, alejada de cualquier clase de sensacionalismo, fiel al punto de vista de las protagonistas, sin abusar de los flashbacks, la película de Schrader vuelve a señalar la importancia de una profesión que está en peligro de extinción: el periodismo de investigación de campo, lejos de las redes sociales como origen de las noticias, afincado en el doble y triple chequeo de datos, imbricado en el tejido de la sociedad y sus instituciones. Twohey y Kantor visitan por sorpresa a sus posibles fuentes, intentan acercarse a documentación confidencial de difícil acceso, toman aviones para entrevistar a mujeres que, en un primer momento, no desean revolver el pasado. Es la insistencia, aunque siempre manteniendo las reglas del off the record y la reserva de identidad, la que termina germinando y ofreciendo sus frutos.

“Se robó mi voz justo cuando estaba a punto de encontrarla”, afirma uno de los personajes con lágrimas en los ojos. Es probable que la pesquisa real haya tenido otras complejidades y el recorrido no fuera tan lineal, pero sólo se trata de ofrecer una versión ficcional que no traicione ni las causas ni las consecuencias ni las formas de la investigación. En un toque de gran potencia dramática, que destaca de manera notable el famoso “basado en hechos reales”, la actriz Ashley Judd, la primera figura en hablar públicamente de Weinstein y sus malditas costumbres, se interpreta a sí misma en un par de escenas, recordatorio de que detrás de la ficción hay mujeres de carne y hueso que siguen intentando vivir de su profesión.

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