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CABA : La pianista italiana Simona Premazzi cerrará el Festival de Jazz de Buenos Aires

El domingo a las 20 en la Usina

La pianista italiana Simona Premazzi cerrará el Festival de Jazz de Buenos Aires

La artista radicada en Nueva York revisará la obra de Andrew Hill acompañada por los locales Jerónimo Carmona en contrabajo y Carto Brandán en batería.

Premazzi también ofrecerá una masterclass, el domingo a las 11.
Premazzi también ofrecerá una masterclass, el domingo a las 11.

El Festival de Jazz de Buenos Aires llega a su final, con una jornada que prolongará las distintas actividades que comenzaron el miércoles con el concierto del trompetista chileno Sebastián Jordán. Antes del cierre, a las 20 en la Usina del Arte, con la extraordinaria pianista italiana Simona Premazzi, el programa del domingo anuncia entre las cosas más interesantes la masterclass de Slowfox, el quinteto alemán dedicado a las música abiertas y la improvisación (a las 11 en la Usina del Arte), y la proyección de la segunda tanda de episodios de Jazz de acá, el ciclo documental realizado por la Asociación de Músicos de Jazz que retrata a los referentes locales del género (a las 15 en El Cultural San Martín). Antes del concierto de Premazzi, se llevará a cabo un homenaje al recordado Enrique Norris.

También Jazzología, el clásicos de los clásicos de Buenos Aires, impulsado por Carlos Inzillo, tendrá dos propuestas en El Cultural San Martín: a las 18 estará el trío Marengo-Falcón-Varela haciendo algunos evergreens y a las 20 la cantante Julieta Kitman presentará con su grupo los temas de su disco, el segundo, Flowin. Como postre, a las 22.30 el sexteto liderado por la cantante y compositora fueguina Juana Sallies actuará en Thelonious Club y antes, a las 20, será el momento de Simona y su mirada descentrada sobre la música del venezolano Simón Díaz. El octeto integrado por Julia Sanjurjo en voz y arreglos, Jeanette Nenezian en trompeta, Lucas Goicochea en saxos, Emanuel Famin en clarinetes, Franco Espíndola en trombón, Belén López en contrabajo, Francisco Cossavella en percusión y Andrés Elstein en batería y arreglos, es seguramente de lo más interesante que produjo la escena local en los últimos tiempos.

No es difícil suponer que Simona Premazzi, que a las 11 también ofrecerá su masterclass en La Vidriera de la DGEART (Perú 374), será un gran cierre para el Festival. La pianista, compositora y arregladora, que llega a través de los auspicios del Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires, es una de las artistas más trascendentales de la escena jazzística de Nueva York, ciudad en la que vive y trabaja desde hace casi dos décadas. Por primera vez en Argentina, presentará su proyecto “Andrew!”, una mirada sobre la música de Andrew Hill, al frente un trío que se completa con los excelentes créditos locales Jerónimo Carmona en contrabajo y Carto Brandán en batería. “Hace tiempo que trabajo sobre la música de Andrew Hill, que es una de mis grandes inspiraciones, tanto como pianista cuánto como compositor”, asegura Premazzi al comenzar la charla con Página/12. “Es un proyecto en continuo desarrollo, que va incorporando siempre cosas nuevas de ese gran repertorio. Para esta presentación preparamos cosas distintas a las que ya presenté en otros lugares y con otras formaciones”, continua la pianista.

Músico de una complejidad fuera de lo común, Andrew Hill no suele ser de los más recordados por la historiografía de la música norteamericana. Sin embargo, las grabaciones que realizó para el sello Blue Note entre 1963 y 1969 constituyen un gran momento para el jazz y sus vanguardias informadas. Ahí se lo puede escuchar, como líder o como acompañante, con algunos de los mejores músicos de la era post-bop, como Eric Dolphy, Joe Henderson, Woody Shaw, Tony Williams y Freddie Hubbard, por nombrar algunos. “Aquellos discos eran visionarios. Sesenta años después, siguen sonando imprevisibles. Las melodías, las armonizaciones, el modo en que maneja los distintos grupos son muy originales”, asegura Premazzi. “Eso me marcó desde un primer momento y desde hace años trato de ir al fondo de esa música todavía hoy tan singular. Es uno de los músicos más importantes del jazz y sin embargo muy poco considerado en la actualidad. Poder trazar un proyecto sobre parte de su obra me llena de orgullo”, agrega la pianista.

Para Premazzi, como para casi todo pianista de jazz, el trío es la palestra ideal para desarrollar ideas y ampliar la naturaleza de su instrumento. “La música de Andrew Hill, aunque pensada para otras formaciones, funciona maravillosamente bien en trío, que es un esquema que permite abrir diálogos, crear contrastes, de pronto proponer otros climas, ir a otros lugares. Siempre me atrajo el trío y trato de sacar inspiración de todos, desde Bud Powell hasta Thelonious Monk, pasando por los más actuales, claro”, comenta Premazzi. Hablando de influencias, la pianista advierte que son muchos los músicos y las músicas que la marcaron. “También me influyeron artistas plásticos y diseñadores”, agrega.

Después de casi veinte años en la Gran Manzana, Premazzi, que se formó en Italia con el gran Franco D’Andrea, después de cumplir con el conservatorio, distingue el jazz europeo del norteamericano. “Hay una distinción que se refleja en la música. En Europa al jazz se lo puede estudiar y aprender, pero no deja de ser una asimilación, en cambio en Estados Unidos es la vida cotidiana, es parte de la idiosincrasia, es natural de esa cultura”, afirma y enseguida agrega: “De todas maneras, no me gusta pensar la música en términos geográficos, hoy sabemos que todas las culturas aportan lo propio a una idea amplia de jazz. No me defino una jazzista italiana, pretendo ser una música de jazz”.

Looking For An Exit (2007), The Lucid Dreamer (2013) y Outspoken (2017) son discos de Premazzi en los que la pianista dialoga con distintas formaciones. Su última grabación, Wave In Gravity, en cambio, es un trabajo de solo piano. “Para un pianista, el solo es un momento importante. En este trabajo, que saldrá en febrero, cuidé mucho la composición. Cada tema se centra en una dificultad distinta, para la técnica y para el estilo. Lo grabé cuando todavía estábamos en pandemia y es un álbum muy intimista, pero muy apasionado. Creo que logré sintetizar los desafíos de tocar el piano en esta época. Hacer música me pone en relación con el mundo, me hace más humana”, concluye Premazzi. 

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