ARGENTINA: Arzobispo de San Juan , engorradoo
EL ARZOBISPO DE SAN JUAN DEFENDIO A LA DIRECTORA QUE AMONESTO A LA ALUMNA QUE HABLO SOBRE EL 24 DE MARZO
El caso fue publicado el lunes 28 por Página/12 y el miércoles la presidenta Cristina Fernández respaldó a Lisola y dijo que el Ministerio de Educación de la Nación ya había tomado intervención. De hecho, el colegio dio marcha atrás retirando las amonestaciones y le cedió un espacio para organizar el centro de estudiantes. “Micaela fue invitada por la Federación de Estudiantes Secundarios y, contando lo que había pasado, dijo que ‘así como (el ex presidente) Néstor (Kirchner) no dejó sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada, yo tampoco pienso dejar las mías en la puerta del colegio’. Valió la pena todo lo que hizo ese hombre para que una chica de 16 años tenga esas convicciones”, enfatizó la Presidenta en su discurso por cadena nacional. Y mostró una foto en blanco y negro tomada en la dictadura en la que se ve a la rectora María Isabel Larrauri cuando era joven, sentada en una platea junto a los genocidas Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez. “Ahora entiendo por qué a Micaela le pusieron 24 amonestaciones”, completó Fernández de Kirchner.
Ayer el arzobispo Delgado destacó su “respeto” por la investidura presidencial, pero insistió en que “hay problemas más importantes” para que trate la Presidenta, a la vez que negó que la chica haya sido censurada al intentar hablar sobre la dictadura. “En la Universidad Católica de Cuyo no se ha impedido hablar de la dictadura, sino que ha sido otra cuestión, que fue de tinte disciplinario”, sostuvo. Tras resaltar el “prestigio” que tendría Larrauri en ámbitos universitarios, se refirió a la mención realizada por la Presidenta en torno del fuerte apoyo que da el Estado a los colegios confesionales, que reciben un 80 por ciento de subvención. Esas escuelas, dependientes de la Iglesia Católica, reciben “el 80 por ciento del monto de la planta docente, pero no todos los gastos del colegio son cubiertos por el aporte estatal”, afirmó el arzobispo. Y destacó que “por el contrario, el Estado ahorra bastante dinero con las instituciones de gestión privada, porque son más baratas por alumno que las de gestión pública, porque el otro aporte lo hace la familia para que pueda funcionar”.
Página/12 se comunicó con la familia de Lisola y sus allegados manifestaron su malestar por las declaraciones de Delgado, porque consideraron que busca “minimizar o ningunear el tema”. Sin embargo, lo que les hizo “ruido” fueron otras manifestaciones del arzobispo reproducidas por Diario de Cuyo en un encuentro de la Conferencia Episcopal sobre el proyecto de reforma del Código Civil. Allí el religioso manifestó que “en cuestiones de familia, de vida y de dignidad del ser humano, las simples mayorías no son suficientes, una vez se juntaron un grupo de legisladores y matamos a seis millones de judíos”. Y en otro tramo afirmó: “He vivido en nuestro país y afuera, en democracias y en dictaduras, pero también hay ‘dictablandas’ y ‘democraduras’”.
Quienes lo conocen definen a Delgado como un religioso aggiornado, que en su condición de miembro del Opus Dei observa cada episodio de esta índole como un ataque institucional. Y nunca se privó de hacer declaraciones directas sobre diferentes coyunturas políticas. El año pasado declaró como testigo en Rosario en el marco de la causa que investiga la desaparición de Pedro, su hermano, en 1977
“Cualquiera que haya estado en una función pública
podría aparecer con alguien con gorra o sin gorra”, dijo sobre la foto
de la rectora con Videla. Habló de “dictablandas y democraduras”.
Tras
la felicitación de la Presidenta a la alumna sanjuanina que había sido
sancionada por dar un discurso por el Día de la Memoria en el colegio
católico al que asiste, era previsible que el arzobispo de esa
provincia, Alfonso Delgado, se animara a salir al cruce de la
mandataria. “Me pregunto si es uno de los temas más importantes que
tiene el país hoy, al menos personalmente, institucionalmente y
familiarmente, me preocupa llegar a fin de mes”, dijo el monseñor un día
después de que Cristina Fernández de Kirchner mostrara por cadena
nacional una foto de la rectora de la Universidad Católica de Cuyo junto
al dictador Jorge Rafael Videla. “Cualquier persona que haya estado en
una función pública en los últimos 50 años podría aparecer con alguien
con gorra o sin gorra; el presidente de la Corte Suprema fue nombrado
juez durante la dictadura y no fue cuestionado por eso. Pensaba si yo
tendré alguna foto con generales con gorra o sin gorra”, replicó el
religioso que integra la Prelatura del Opus Dei y tiene un hermano
desaparecido.
Micaela Lisola, de 16 años, está haciendo sus primeras armas como
militante y representa a los estudiantes secundarios de colegios
privados de San Juan, pero pagó el costo de hacerlo en un medio
marcadamente conservador. El viernes 23, en el momento de la “reflexión”
ante la bandera argentina en el Colegio Monseñor Albino Rodríguez y
Olmos de la capital sanjuanina, la joven pidió la palabra para cumplir
con la jornada de reflexión que propone el Día de la Memoria, e invitar a
sus compañeros a la marcha del día siguiente. Le dijeron que en lugar
de eso hablara del Día del Niño por Nacer y Lisola así lo hizo, pero
también habló de la memoria y de la dictadura. Las autoridades del
colegio le sacaron el micrófono, la bajaron del escenario y le aplicaron
24 amonestaciones, por lo cual su mamá hizo una denuncia ante el Inadi y
ante el Ministerio de Educación para que se revirtiera la sanción.El caso fue publicado el lunes 28 por Página/12 y el miércoles la presidenta Cristina Fernández respaldó a Lisola y dijo que el Ministerio de Educación de la Nación ya había tomado intervención. De hecho, el colegio dio marcha atrás retirando las amonestaciones y le cedió un espacio para organizar el centro de estudiantes. “Micaela fue invitada por la Federación de Estudiantes Secundarios y, contando lo que había pasado, dijo que ‘así como (el ex presidente) Néstor (Kirchner) no dejó sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada, yo tampoco pienso dejar las mías en la puerta del colegio’. Valió la pena todo lo que hizo ese hombre para que una chica de 16 años tenga esas convicciones”, enfatizó la Presidenta en su discurso por cadena nacional. Y mostró una foto en blanco y negro tomada en la dictadura en la que se ve a la rectora María Isabel Larrauri cuando era joven, sentada en una platea junto a los genocidas Jorge Rafael Videla y Luciano Benjamín Menéndez. “Ahora entiendo por qué a Micaela le pusieron 24 amonestaciones”, completó Fernández de Kirchner.
Ayer el arzobispo Delgado destacó su “respeto” por la investidura presidencial, pero insistió en que “hay problemas más importantes” para que trate la Presidenta, a la vez que negó que la chica haya sido censurada al intentar hablar sobre la dictadura. “En la Universidad Católica de Cuyo no se ha impedido hablar de la dictadura, sino que ha sido otra cuestión, que fue de tinte disciplinario”, sostuvo. Tras resaltar el “prestigio” que tendría Larrauri en ámbitos universitarios, se refirió a la mención realizada por la Presidenta en torno del fuerte apoyo que da el Estado a los colegios confesionales, que reciben un 80 por ciento de subvención. Esas escuelas, dependientes de la Iglesia Católica, reciben “el 80 por ciento del monto de la planta docente, pero no todos los gastos del colegio son cubiertos por el aporte estatal”, afirmó el arzobispo. Y destacó que “por el contrario, el Estado ahorra bastante dinero con las instituciones de gestión privada, porque son más baratas por alumno que las de gestión pública, porque el otro aporte lo hace la familia para que pueda funcionar”.
Página/12 se comunicó con la familia de Lisola y sus allegados manifestaron su malestar por las declaraciones de Delgado, porque consideraron que busca “minimizar o ningunear el tema”. Sin embargo, lo que les hizo “ruido” fueron otras manifestaciones del arzobispo reproducidas por Diario de Cuyo en un encuentro de la Conferencia Episcopal sobre el proyecto de reforma del Código Civil. Allí el religioso manifestó que “en cuestiones de familia, de vida y de dignidad del ser humano, las simples mayorías no son suficientes, una vez se juntaron un grupo de legisladores y matamos a seis millones de judíos”. Y en otro tramo afirmó: “He vivido en nuestro país y afuera, en democracias y en dictaduras, pero también hay ‘dictablandas’ y ‘democraduras’”.
Quienes lo conocen definen a Delgado como un religioso aggiornado, que en su condición de miembro del Opus Dei observa cada episodio de esta índole como un ataque institucional. Y nunca se privó de hacer declaraciones directas sobre diferentes coyunturas políticas. El año pasado declaró como testigo en Rosario en el marco de la causa que investiga la desaparición de Pedro, su hermano, en 1977
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