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RUSIA y UCRANIA: a quién le gusta esta guerra y por qué?

Foro virtual de psicoanalistas de Ucrania y Rusia

Viejas preguntas sobre la guerra

La conversación abordó la "angustia" que provoca ese "signo de algo mortífero que no llega a inscribirse en lo simbólico".

El Guernica, de Pablo Picasso, un ícono de la destrucción bélica.
El Guernica, de Pablo Picasso, un ícono de la destrucción bélica. 

El último sábado, 26 de febrero, a los dos días de comenzada la acción rusa sobre Ucrania se realizó un Foro de psicoanalistas ucranianos y rusos con la participación de psicoanalistas de la AMP, Asociación Mundial de Psicoanálisis, que se llamó ¿Por qué la guerra?, organizado por Initiative Ukraine-Russie. Se trata de grupos pequeños de psicoanalistas que en dicha ocasión se reunieron virtualmente con la intención de trabajar in situ, y en el momento la angustia ocasionada por la irrupción impensada de una guerra no deseada. El encuentro se trasmitió en Moscú (18:00), en Kiev (17:00), París (16:00), Argentina (12:00) y Nueva York (10:00). Con la moderación inicial de Grigory Arkhipov, intervinieron Mikael Strakhov (ruso) y Yuri Volnykh (ucraniano), palabras de ambos que transcribimos a continuación.

De Mikael Strakhov encontrará el lector un artículo suyo en Lacan Quotidien n° 34 , titulado “Rascando la puerta”. Por su parte, Yuri Volniykh es responsable en Lugansk de una Biblioteca en Desarrollo del Campo Freudiano.

Presentación por Grigory Arkhipov: Gracias por asistir a este evento. Primeramente, quisiéramos decir que no se trata de una discusión o de un debate político. No vamos a hablar de los eventos desde el punto de vista político, más bien abordar la cuestión de nuestra angustia. Todos estamos ahora en ese estado y quisiéramos analizar esa angustia desde el punto de vista psicoanalítico. Nuestro tema de hoy es “¿Por qué la guerra?”. Vamos a abordar la cuestión de la angustia y de la guerra. Vamos a comenzar dándoles la palabra a Mikael Strakhov y a Yuri Volnykh.

Intervención del ruso Mikael Strakhov: Bueno, aquí estamos un poco entre nos. No tenemos que convencernos de muchas cosas, ¿no es así? Albert Einstein y Freud eran de la misma parroquia. Para ellos, esta pregunta “¿Por qué la guerra?” es una pregunta que concierne a los otros, a los que apoyan a la guerra. Es sorprendente, pero la respuesta de Freud es muy imprevisible y simple al mismo tiempo. Dice que todos -los que están en contra y en pro de la guerra- están dirigidos por las mismas pulsiones. Por otro lado, Freud da la vuelta a la pregunta como lo hizo en “Tres ensayos”, es decir, ya no es la pregunta “¿Por qué ellos quieren la guerra?” sino “¿Por qué nosotros no queremos la guerra?”. La respuesta es extremamente simple aquí. Es la cultura, es la cuestión del gusto, es la cuestión del estilo. Por ejemplo, nos gusta mucho el afiche de este evento. Pienso que todos lo han visto. Es nuestro gusto. Es así. Es un gusto por esa imagen. Y estos personajes hacen pensar en el film de Kubrick “La naranja mecánica”. Uno de los personajes debe ver con los ojos abiertos y debe ver qué está enfrente.

Debo decir que, en estos últimos días, mi práctica en el consultorio ha cambiado mucho. Puedo dividir a mis pacientes en dos grupos. Para algunos se trata de las mismas sesiones de antes, mientras que los otros comienzan por otra frase, una del tipo: “No tengo nada que decir hoy porque mis ojos están muy abiertos y todo lo que veo es la guerra”. Se nota que éstos con los ojos muy abiertos son justamente los que tienen algo que decir. Y como estaban ya en análisis, entonces eso significa que sus ojos ya están abiertos y que veían ya algo. Y entonces, no queda sino un paso que dar, es decir ver que este imposible se sitúa en el interior de ellos mismos.

Freud nos recuerda que poco importa que seamos pro o contra la guerra. Todos somos similares, todos tenemos algo en común: nuestro odio. Lo que tenemos en común es nuestro odio. Pero escoger la guerra es ya la cuestión del gusto -como en algunos comentarios de Facebook-. La particularidad del gusto consiste en que es algo que debemos educar. Esa educación nos permite ver que algo de lo extranjero no está más allá de las fronteras, sino que es algo que está muy muy cerca. Quiero agradecer a todos aquellos que han aceptado participar en este evento.

Intervención de ucraniano Yuri Volnykh: Gracias a todos los colegas y participantes. Quisiera agradecer a mi colega Mikael Strakhov por esta iniciativa de organizar este evento y a Inga Metreveli, quien también participó en la organización de este evento. Quisiera agradecer a todos los que están presentes y que han aceptado tomar la palabra hoy en día. Nosotros, los psicoanalistas ucranianos orientados por la orientación lacaniana tenemos un grupo que es pequeño, pero muy sólido al mismo tiempo. Para toda Ucrania, vuestra participación es el signo de su solidaridad. Es el signo de la solidaridad contra este crimen inhumano contra nuestro pueblo.

La primera idea que me vino a la mente cuando pensé en este evento “¿Por qué la guerra?” es que quisiera reformularlo, parafrasearlo: “¿Por qué aún la guerra?”, o incluso “¿Por qué aún la guerra en mi historia personal?” -porque mi historia de guerra comenzó en el 2014-; “¿Por qué aún la guerra con este mismo agresor?” y “¿Por qué la guerra se repite en la historia?”. Quiero precisar que no hablo de las guerras en plural, hablo de la guerra en singular porque es el signo de algo que se repite, encoré (todavía). Es el signo de algo mortífero que no llega a inscribirse en lo simbólico.

En esa carta, Freud explica a Einstein muchas cosas sobre la humanidad. Primeramente, se trata de la pulsión de destrucción. Cuando se habla más precisamente de esta pulsión de muerte se puede hablar de un tipo de soldadura del tipo de pulsión del agresor o del soldado que realiza la voluntad de este agresor. Pero no es todo. Creo que se trata también de la realización de las pulsiones reprimidas de la sociedad. Y estoy de acuerdo con Mikael en eso. Al mismo tiempo, quiero decir que me parece que ese odio es criado bajo forma de ideales. Se trata también de la creación totalmente artificial de un enemigo. Y una vez que se han creado esos ideales, se puede justificar los actos basándose en esos ideales.

Al mismo tiempo Freud se plantea la pregunta acerca de qué puede parar esa agresividad. Lleva nuestra atención a formaciones muy frágiles que pueden detener esa pulsión. Primeramente, es el intelecto y luego está la cultura. Es decir que la guerra llega en el momento en el que se educa la ignorancia, la falta de cultura. Nuestro encuentro es una tentativa de elaborar un saber que permita en el futuro frenar esa tendencia, para más bien educar esa ignorancia. Entonces, se trata del saber versus la ignorancia.

Continúa con la moderación de Metrevelli, co-organizadora del Foro, residente en Moscú, quien estudió Psicoanálisis en Université Paris VIII Vincennes - Saint-Denis. En tanto, Grigory Arkhipov, presentador de los disertantes, reside en París, es autor de numerosos artículos y fue Investigador clínico - Academia Rusa de Ciencias Médicas (ARSM) - Moscú - Psicólogo clínico, hasta 2011.

*Responsable de la edición de Psicología en Rosario12.

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