8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, hoy evocamos a Loij, una de las mujeres selk'nam más legendarias.


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8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, hoy evocamos a Loij, una de las mujeres selk'nam más legendarias, referente de la comunidad de Tierra del Fuego. A pesar de haber sido una de las principales informantes de Anne Chapman y salir en libros y documentales, a su muerte no poseía nada de valor. Les compartimos el bellísimo y triste poema, “Cuando Ángela Loij dejó este mundo”, cuya autora es Florencia Lobo
“Cuando Ángela Loij dejó este mundo
en la casa sin número
de la calle Reverendo Padre Forgacs,
los policías hicieron el inventario de sus bienes.
130 elementos dejó Ángela Loij,
la extinta Ángela Loij
cuando dejó este mundo.
Dos sacos azules en regular estado,
un jarro, un colador, algunas sillas
un fuentón, dos camas, una almohada,
un chal y un mantel, entre otras cosas,
130 elementos, 130
fragmentos de su vida en esa casa
de madera y chapa de la calle
Reverendo Padre Forgasc.
Pero digo yo, señores jueces,
que es justo y necesario, convengamos,
mejor tarde que nunca, corregir
el inventario de sus bienes.
No figuran en el acta, por ejemplo:
cuántas lunas entrevistas, cuántos soles
subiendo y bajando entre las olas
cuánta tierra caminada, cuánta tierra
cuánta estrella fugaz, nieve y ventiscas
cuánto aire raspado por su nombre.
¿Cuánto es 130? ¿Es mucho o poco?
¿Es más o es menos
que el tiempo del invierno?
¿Es más o es menos
que un fuego que anochece?
¿Es más o es menos
que tener memoria?
¿Es más que quedar sola?
¿Cuánto es 130? ¿Cuánto es nada?
¿Es más que el aguacero desatado
el mar entero, el mar, laguna grande
los peces resbalosos de las playas
las piedras con formas de ballena
las ballenas reales inasibles
los zorros, el buen junco, las gaviotas
el viento, el hambre, el frío, las heladas
la leña ardida ardiendo siempre ardiendo
una estela entre los pastos semillados
un corazón saltando entre las flores
la tarde sobre el último diente de la tierra
todo el cielo del norte, la luz, todas las horas?
Nada de esto figura entre los bienes
de Ángela Loij, ciudadana argentina
ciudadana de este mundo y de ese otro.
La que corrió de niña entre coirones
la que se llamó Karsieyan y tuvo un padre
una madre, tres hijos, compañeros
con el perdón de Dios o sin perdones.
La que nació con familia y murió sola,
la que enterró a sus hijos
y murió sola
atorada con algo en la garganta
con algo y mucho más
en la garganta,
Ángela Loij, crepuscular y extinta”.

Fotografía: Martin Gusinde, 1923 

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