Vuelos de la muerte en Campo de Mayo: "Una maquinaria destinada a la eliminación física de personas”
El alegato de la fiscalía en el juicio por crímenes durante la dictadura
Vuelos de la muerte en Campo de Mayo: "Una maquinaria destinada a la eliminación física de personas”
El Ministerio Público Fiscal inauguró este lunes la etapa de alegatos en el juicio por los vuelos de la muerte que, durante la última dictadura cívico militar, partieron desde Campo de Mayo con prisioneros ilegales y que desde el aire fueron arrojados a las aguas del Mar Argentino o del Río de la Plata para ser asesinados y desaparecidos. La exposición debía haber comenzado a mediados de febrero, pero una discusión iniciada por la defensa de uno de los acusados, Horacio Alberto Conditi, sobre sus condiciones de salud, generó casi un mes de mora.
“En este juicio se ha ventilado uno de los lados más oscuros de la historia argentina: los vuelos de la muerte. El método de eliminación física de oponentes que fue usado por las estructuras militares y que funcionó como un gran dispositivo de muerte”, inauguró su exposición el fiscal Marcelo García Berro, transmitida en directo por el canal de You Tube del medio comunitario La Retaguardia.
Junto a Mercedes Soiza Reilly, el fiscal sostuvo la representación del Ministerio Público en el debate que, desde octubre de 2020, recorre hechos relacionados con la existencia de vuelos de la muerte que partieron de Campo de Mayo con el objetivo de exterminar a decenas de detenides desaparecides, pero que se centraron en el asesinato de custro personas: Rosa Novillo Corvalán, Roberto Arancibia, Adrián Rosace y Adrián Accrescimbeni. Sus cuerpos aparecieron en las costas del Río de la Plata y el Mar Argentino, fueron enterrados como NN en cementerios de la zona y, años después, fueron identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
La jornada de hoy también se retrasó. Con evidente molestia, el presidente del Tribunal Oral Federal 2 de San Martín, Walter Venditi, mantuvo un cuarto intermedio hasta que que los imputados, el multicondenado jefe de Institutos Militares Santiago Riveros y los ex aviadores del Ejército Luis del Valle Arce, Delsis Malacalza y Eduardo Lance, se conectaran vía teleconferencia a la audiencia. Era obligatorio que lo hicieran ya que se sabía, desde la semana pasada, que en esta jornada comenzarían los alegatos. Pues hubo que salir a buscarlos, en una maniobra dilatoria más a las que suelen acudir para demorar lo inevitable. Conditi, el cuarto expiloto del Ejército vinculado a los delitos de lesa humanidad en juicio, tendrá que acudir mañana martes a una junta médica que determinará si está en condiciones o no de afrontar el último tramo del debate, en el que muy probablemente reciba condena.
Justamente sobre el rol del Batallón de Aviación 601 del Ejército, con asiento en Campo de Mayo, versó la exposición de García Berro, a quien claramente no le alcanzaron las casi cuatro horas de jornada para exponer la totalidad del planteo fiscal. “Se ha probado en este juicio que desde el Batallón de 601 del Ejército partieron aviones militares y que en esos vuelos se transportaban personas privadas ilegítimamente de la libertad, alojadas previamente en el centro clandestino de detención que funcionó en Campo de Mayo conocido como ‘El Campito’ y que eran arrojadas desde las aeronaves a las aguas del Río de la Plata y del Mar Argentino”, apuntó el fiscal.
Según su alegato, los acusados en el debate que ingresó hoy en su etapa definitoria, “formaron parte del engranaje represivo que permitió que los hechos criminales (bajo análisis) sucedieran y dejaran un número altísimo de víctimas del terrorismo de Estado”. Así, remarcó que “las relaciones operacionales entre el Comando Institutos Militares y el Batallón de Aviación de Ejército 601 de Campo de Mayo conformaron una maquinaria destinada a la eliminación física de las personas cuyo destino final ya estaba decidido”.
En definitiva, sostuvo García Berro, en consonancia con la conclusión a la que llegó la Fiscalía de instrucción de la causa, “resulta intrascendente” que les detenides desaparecides “estuvieran vivas o muertas cuando fueron arrojadas a las aguas desde los aviones de la muerte por cuanto el aporte de los imputados había sido previo, coordinado, organizado y subsumido en el plan sistemático de exterminio” desplegado durante la última dictadura.
Se calcula que más de 5 mil personas estuvieron detenidas de manera ilegal en alguno de los más de cinco centros clandestinos que funcionaron en Campo de Mayo. De ellas, tan solo unos pocos cientos sobrevivieron. García Berro continuará el próximo lunes su alegato en el juicio que recorre uno de los métodos de exterminio que, se cree, fue de los más utilizados para desaparecer a esas víctimas.
Durante poco más de un año, el debate sobre las responsabilidades de Riveros, Conditi, Malacalza, Del valle Arce y Lance, acusados de asociación ilícita, secuestros, torturas, allanamientos ilegales y homicidios por los casos Novillo Corvalán, Arancibia, Rosace y Accrescimbeni repasó los hechos desde una multiplicidad de testimonios, muchos de ellos de ex soldados conscriptos que realizaron el servicio militar obligatorio en Campo de Mayo durante los años del terrorismo de Estado. También incluyó la inspección ocular de tres aeronaves que fueron utilizadas para los vuelos de la muerte.
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