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CABA-El suplemento lgbti de Página/12 en la Feria del Libro


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Soy: una gran conversación, un espacio de lucha y un refugio en un diario de gran tirada

Adriana Carrasco, Flavio Rapisardi, Maia Debowicz y Nicolás Colfer, conversaron en el stand de Página/12 con las editoras del suplemento Soy, Dolores Curia y Flor Monfort sobre las narrativas y las luchas queer y transfeministas en los medios y de los desafíos para amplificar las voces. 

Cómo se construyen las narrativas para lograr incidir en una agenda más general dentro de los medios, para salir del nicho e "impregnar" con perspectiva de géneros a todas las secciones de un medio. O al revés: cómo se hace para hablar desde un espacio muy especializado de la mayor cantidad de temas posibles, es decir, aplicar esta perspectiva cuir y transfeminsta a los asuntos menos pensados, se preguntó Dolores Curia, una de las editoras del Suplemento Soy durante la charla en la feria del libro. 

El suplemento Soy fue creado por Página/12 en 2008, con la dirección de las periodistas Liliana Viola y Marta Dillon, y desde entonces no ha parado de incluir voces, luchas y movimientos por la ampliación de derechos del colectivo LGTBIQ de todo el país. 

“Estamos muy felices de recibirles acá en esta mesa donde nos acompañan Adriana Carrasco, Flavio Rapisardi, Nicolás Colfer y Maia Debowicz. En esto coincidimos con Flor, mi compañera, que quienes están acá sentades con nosotras son periodistas muy querides, son personas con las que nos une un lazo, además de laboral, también de amistad y eso hace que en nuestros intercambios todo el tiempo haya humor y cariño. Pero además nos enseñan y nos inspiran semana a semana: tanto en el ping pong en relación a un sumario, o cuando les hacemos sugerencias sobre modificaciones para una nota, incluso cuando se quejan de nuestra edición (se ríen), ahí también nos inspiran y nos hacen repensar nuestro trabajo como editoras”, dijo Dolores, mientras que eso que contaba se notaba en el ambiente.

Soy nace de la necesidad de un diario como Página/12 -que este año está cumpliendo 35 años- que tiene una larga historia vinculada a la defensa de los derechos humanos. Antes de darles la palabra a los y las invitadas, Flor Monfort, editora también junto a Marta Dillon de Las 12, dijo: “invito a todos, todas y todes a conversar. Soy es una gran conversación en un diario de gran tirada o tirada federal que agradecemos que exista porque es necesario. Verse en carne y hueso y respirar juntes es parte de esta conversación que empezó en 2008”.

“Estoy feliz de verles en 3D a todes”, se río Maia Debowicz. “La mejor manera de definir a Soy es contar brevemente que cuando escribí mi primera nota sobre Jem AND the Hollograms en 2015 le presenté esta nota a Lili y me dijo, me interesa y me escribió un mail que decía 'tenemos que hablar'. Me citó a las 10 de la mañana en un bar, en octubre de 2015, fue justo cuando asesinaron a Diana Sacayán, cuando pasó su travesticidio y Liliana estaba absolutamente rota; ese día entendí lo que era el suplemento Soy: un refugio, pero también un espacio de lucha”, dijo Maia. La periodista también agregó que es en Soy donde pudo “unir todas las identidades entre sí que siempre quedaban disociadas en otros espacios”.

Flavio Rapisardi, investigador, coautor de Baños, fiestas y exilios y Director General de Planeamiento Estratégico e Investigación de la Defensoría del Público, fue el segundo invitado en hablar. Rapisardi contó que militó desde 1985 en la defensa de los derechos la comunidad LGTIBQ. “Ver SOY y poder decir soy puto, soy funcionario y escribo en Soy es un orgullo, pero tenemos que preguntarnos cuáles son las posibilidades de que nuestras discursividades salgan más allá del gueto. En esto reivindico el panfleto, recuerdo algunos que quiero retomar, traer a la memoria”, dijo Flavio y describió los documentos que legó al Museo de la Memoria. “Qué hacer si te detienen. Hasta 1988 en la provincia de Buenos Aires había una ley que prohibía votar a los homosexuales. El otro era Darte a conocer, eran consejos o herramientas sobre cómo hacer para darte a conocer con tu familia para que no te echaran, para que te aceptaran sin violencia”, detalló Rapisardi. Y agregó: “el periodismo lgtbiq tiene que entender que todo lo personal es político pero no todo lo político es personal. El riesgo es el periodismo de la folklorización”. Sus últimas palabras fueron concluyentes: “no se puede ser lgtbiq y ser de derecha”. 

La periodista Adriana Carrasco dijo: “a mí me gusta ir a las cosas. Yo soy militante desde finales de la dictadura militar”. Y habló sobre el rol de sus coberturas, en gran parte realizadas para este suplemento, en la visibilización de la historia de Higui de Jesús, joven lesbiana bonaerense que fue acusada de homicidio simple por defenderse de una violación correctiva grupal. 

“El caso de Higui puede provocar que las lesbianas se cansen y empiecen a dar vuelta la tortilla”, dijo Adriana quien además se refirió a las feministas radicales trans excluyentes. “Yo estoy en la organización de los encuentros desde el 86 y desde entonces hasta ahora se fue armando todo un movimiento por debajo para que el encuentro sea lo más amplio posible y se incluya a todas las identidades, el encuentro creció y se dinamizó y este año va a ser en octubre en San Luis”, cerró Adriana.

Nico Colfer, profesor de literatura y trabajador sexual fue el último invitado en tomar la palabra: “a mí la incomodidad con los contenidos lgtibq me interesa muchísimo porque me parece que por tener visualizado al enemigo afuera perdemos nuestras propias contradicciones. Yo habito esto de ser profesor de literatura y trabajador sexual. Me pasa esto que planteaba Maia, que en Soy podemos decir todo, incorporar todas nuestras identidades. Ver nuestras propias incomodidades, puede servir para abrirle la puerta a otres”. 

La charla terminó con preguntas y reflexiones del público, que desbordó el stand del Grupo Octubre, en una clara muestra de que lo que le pasa al colectivo Lgtibq nos interesa a todes. 

En palabras de sus creadoras y editoras: “SOY fue un proyecto pionero e impulsor de un periodismo de géneros, antes de que en Argentina se pudiera incluso soñar con una ley como la de Identidad de Género o la de Matrimonio Igualitario. Fue desde sus inicios un suplemento pensado para ocupar un espacio hasta entonces ninguneado por los grandes medios argentinos y del mundo, ese territorio siempre en disputa entre las comunidades, las contraseñas, las prácticas y los cuerpos que la sigla lgbtti pretende abarcar. Catorce años pensando la diversidad, no solamente sexual, y no sólo en tanto faro temático, sino como un rumbo que abre el abanico de los modos, los enfoques, los formatos y las voces involucradas a la hora de contarnos”. 

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