EL SALVADOR: Poema de ELENA SALAMANCA
Un hombre pedirá mi mano
y me la cortaré.
Nacerá otra
y volveré a cortarla.
El hombre pensará:
qué perfecta mujer, es un árbol de manos:
podrá ordeñar las cabras,
hacer queso,
cocer los garbanzos,
ir por agua al río,
tejer mis calzoncillos.
Pero yo seguiré cortando mis manos
cuando me diga:
Mujer, te he pedido,
y debes ordeñar las cabras.
Mujer, eres mía,
trae agua del río,
sírveme el queso,
ve al pueblo por vino.
Mis manos caerán como caen las flores
y se moverán por el campo,
necias:
No ordeñarán las cabras,
no irán por vino al pueblo,
jamás zurcirán sus calzoncillos
y nunca,
mucho menos,
acariciarán sus testículos.
El hombre dirá:
Qué mala mujer,
es una maldición de manos.
Irá por un hacha,
cortará mis brazos.
Nacerán nuevos.
Entonces pensará
que el inicio de la vida se encuentra en el ombligo
y cortará mi cuerpo en dos.
Mis miles de manos cortadas
se volverán azules
y se moverán.
Secarán el trigo,
jugaran con el agua,
secarán el río,
arrancarán las raíces del pasto,
envenenarán a las cabras,
al queso.
Y el hombre pensará:
Qué maldición más grande:
prohibido debe estar pedir a una mujer que tiene voluntad.
Elena Salamanca
(El Salvador, 1982)
Ilustradora: Morgana Wallace, collage, técnica fina.
y me la cortaré.
Nacerá otra
y volveré a cortarla.
El hombre pensará:
qué perfecta mujer, es un árbol de manos:
podrá ordeñar las cabras,
hacer queso,
cocer los garbanzos,
ir por agua al río,
tejer mis calzoncillos.
Pero yo seguiré cortando mis manos
cuando me diga:
Mujer, te he pedido,
y debes ordeñar las cabras.
Mujer, eres mía,
trae agua del río,
sírveme el queso,
ve al pueblo por vino.
Mis manos caerán como caen las flores
y se moverán por el campo,
necias:
No ordeñarán las cabras,
no irán por vino al pueblo,
jamás zurcirán sus calzoncillos
y nunca,
mucho menos,
acariciarán sus testículos.
El hombre dirá:
Qué mala mujer,
es una maldición de manos.
Irá por un hacha,
cortará mis brazos.
Nacerán nuevos.
Entonces pensará
que el inicio de la vida se encuentra en el ombligo
y cortará mi cuerpo en dos.
Mis miles de manos cortadas
se volverán azules
y se moverán.
Secarán el trigo,
jugaran con el agua,
secarán el río,
arrancarán las raíces del pasto,
envenenarán a las cabras,
al queso.
Y el hombre pensará:
Qué maldición más grande:
prohibido debe estar pedir a una mujer que tiene voluntad.
Elena Salamanca
(El Salvador, 1982)
Ilustradora: Morgana Wallace, collage, técnica fina.
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